
Para comenzar este nuevo “texblog” voy a hacer referencia a un concepto del gran sociólogo Pierre Bourdieu, el cual me servirá como guía y sostén de mi argumentación.
“Habitus”
Estructura estructurante, que organiza las prácticas y la percepción de las prácticas [...] es también estructura estructurada: el principio del mundo social es a su vez producto de la incorporación de la división de clases sociales. [...] Sistema de esquemas generadores de prácticas que expresa de forma sistémica la necesidad y las libertades inherentes a la condición de clase y la diferencia constitutiva de la posición, el habitus aprehende las diferencias de condición, que retiene bajo la forma de diferencias entre unas prácticas enclasadas y enclasantes (como productos del habitus), según unos principios de diferenciación que, al ser a su vez producto de estas diferencias, son objetivamente atribuidos a éstas y tienden por consiguiente a percibirlas como naturales (1988b: 170-171).
Como ustedes habrán visto u oído en los distintos medios televisivos, gráficos y radiales, la fiesta de halloween se ha integrado definitivamente en la agenda mediática argentina. No quiero hacer otro análisis de los medios (ver Televisión Berreta) sino indagar cuales son las causas que llevan a unos cuantos estresados y “pendeviejos” oficinistas a disfrazarse de Batman, Robin, el Acertijo, brujas o cenicientas y salir un jueves por la noche a mover su esqueleto y tomar unos drinks en nombre de la calabaza y la madre patria (menemista). Para hacer un acercamiento a esta cuestión voy a retomar el concepto de Hábitus de Pierrre Bourdieu citado más arriba. Las clases sociales adquieren su identidad a partir de las prácticas que realizan las cuales interpelan al individuo en una serie de estructuras estructuradas de gustos e ideologías. Entonces podría sostener que no es lo mismo llegar el viernes a la oficina y decir “Ayer que bien la pasé comí una milanesa con fritas y después fui a una fiesta de disfraces en Chacarita” a decir “Ayer que bien la pasé comí sushi con amigos y después fui a una fiesta de Halloween en Palermo”.
Creo que el imperialismo cultural invade con sus entretenimientos a una parte de la población nacional, la cual ocupa un significativo espacio simbólico en nuestra cultura. No podría decir que concurrir estos encuentros organizados por el tio sam y comer comida oriental connote lo “top” y lo “careta” ya que estaría cayendo en un reduccionismo ingenuo sin embargo quisiera dejar en claro que existen entretenimientos, gustos, prácticas o como quieran llamarse que actúan como ejes de esta determinada clase social que disfruta y manifiesta en público, solo lo que es aceptado por sus pares aunque en el fondo prefiera “comer” un choripan en un carrito de la costanera y bailar al compás de cacho castaña.