sábado, 11 de diciembre de 2010

Maskbook desde adentro. ¿Red social o antisocial?




Hace poco más de un año escribía sobre lo nocivo que es la utilización del facebook.(Ver artículo)
Muchos de mis amigos y colegas se sorprendieron durante este mes al ver “Franco desea ser tu amigo”. ¡Si! Me había creado una cuenta. De repente empezaron a publicar comentarios en mi muro (ya hablo como uno de ellos), fue entonces cuando mi incursión antropológica por la selva de la red social había comenzado a tomar forma.
Para ser un buen comunicólogo es necesario conocer desde adentro las cosas. Por esta razón, apreté fuerte el mouse y me propuse crear una cuenta en la red social (¿red social?). Puse mi nombre verdadero, una foto de perfil acorde, y machete en mano me largué a inspeccionar.
A los pocos días amigos de la infancia mandaban sus invitaciones para formar parte de mis “amistades”. Eso era raro, individuos que no había visto nunca más, por alguna razón de la vida, querían ser mis amigos nuevamente pero través de una pantalla insensible. A algunos los agregué y pude ver como juntaban caracoles en playas mediterráneas.
Otro tema que me impacto es la gran cantidad de contactos que tenían a ex novias o ex novios en sus grillas de inspección voyerista. Ver las fotos de tu ex con un vestido de novia o mostrando la panza a punto de estallar puede traer grandes trastornos. Creo que el exhicionismo-voyerismo, esa teoría de la perversión freudiana, se presenta en cada instante al iniciar sesión.
Un punto a analizar también son las fotos que se suben. Todos están sonrientes y viven de vacaciones. ¿Algunos de ustedes vieron una foto de perfil de un bondi lleno o de un termómetro en una axila? Lo cierto es que el facebook no solo es una nueva manera de relacionarnos sino que es un espejo de la sociedad en donde todo transita de maravillas y nadie puede estar triste, en donde siempre hay que saludar con buena cara para que no te tilden de negativo o depresivo en el peor de los casos. Hoy podemos obtener cualquier información en un click, en un instante. Me pregunto si el “face”, las redes sociales, internet en su totalidad pueden ayudarnos a resolver nuestras angustias, faltas y controversias internas con tanta rapidez como se navega de un sitio web a otro con 10 megas de velocidad.
Llegará un momento en que todas las publicidades de la maskbook dejarán el sushi y ofrecerán pastillas de todos los colores, pastillas que tal vez actúen como placebos frente a la soledad, quizás en ese momento sea tarde para abandonar el barco, yo por las dudas me rajo antes.